sábado, 5 de septiembre de 2020

¿Por qué no hay más amantes de las “mates”?




Comprender las causas del rezago de los estudiantes y su falta de interés, es la manera para contrarrestar el analfabetismo matemático.
No es raro escuchar que la asignatura más difícil o frustrante sean las matemáticas, desde pequeños, aprendiendo a sumar en el kínder, a futuros ingenieros aprendiendo a sumar vectores en 3D. Uno de los mayores retos que se enfrentan al intentar tener ese 100 es que a diferencia de otras materias en las que se puede aprender de manera no lineal, las matemáticas son acumulativas, el que no sabe multiplicar nunca podrá aprender a derivar, las bases son indispensables.
El factor de la motivación. Es inevitable que existan alumnos mejores que otros, es evidente que cuando uno tiene la habilidad, la balanza se carga al lado de ellos, dejando rezagados, a los no tan buenos, en muchos casos la mayoría…
Será raro no perder la motivación, aún más por la razón de que la clase tiene el ritmo de los talentosos y poco a poco el retraso se convierte en parciales, semestres y años. Es aquí donde la intervención de profesores y padres de familia sería de gran ayuda, mantener un aula donde todos se sientan aptos y ayudar a quien se le dificulta, no ignorarlo, como es normal que pase.
Naturalmente esta disciplina es de difícil comprensión, trabajar con elementos simbólicos abstractos es complejo para el humano, sobre todo a corta edad. El lóbulo frontal del cerebro, utilizado para el razonamiento matemático, maduro, entorno de los 20 años, por lo que es bastante comprensible que un niño de 6 tenga dificultades, tener paciencia es vital.

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