La coincidencia es sorprendente. Los expertos cifran en casi 70 las razas mexicanas de maíz, y el mismo territorio nacional es patria de 68 grupos étnicos que han tenido en este cereal sustento, cultura y cosmovisión, por lo que el pueblo mexicano se identifica como de hombres y mujeres del maíz.
México es uno de los ocho centros de origen de las plantas comestibles cultivadas, entre ellas el maíz, eje de la alimentación nacional.
Ya domesticado el maíz por nuestros ancestros, los vestigios más antiguos de la gramínea datan de 8,700 A.C. y fueron hallados en Tlaxmalac, Iguala, Guerrero.
Los antiguos mexicanos veneraban al maíz, alimento que encarnaba en la diosa Centéotl.
Buscan la autosuficiencia
En la actualidad, el Gobierno de México tiene frente a sí el reto de lograr la autosuficiencia en la producción de maíz no transgénico, y busca salir del estatus de primer importador de maíz en el mundo, ya que sólo en 2018, de la producción agroindustrial nuestro país importó 16 millones de toneladas de maíz, principalmente transgénico.
Sin embargo, esa biotecnología que desarrolló la agroindustria ni disminuyó y menos eliminó en 20 años el uso de agroquímicos ni mitigó el hambre en el planeta, pero sí ha generado problemas de salud pública en países pobres y ricos.
Proteger el maíz ha sido durante muchos años una lucha ciudadana que finalmente vio cristalizado el anhelo de poder rescatar y preservar las semillas originarias de México e inhibir la siembra de semilla de maíz modificada del extranjero, mediante el decreto de Ley Federal para el Fomento y Protección del Maíz Nativo, en vigor desde el 14 de abril del año en curso.
Esta Ley declara las actividades de producción, comercialización y consumo del maíz nativo y en diversificación constante, como manifestación cultural nacional.
Resalta que el Estado deberá garantizar y fomentar, a través de todas las autoridades competentes, que todas las personas tengan acceso efectivo al consumo informado de maíz nativo y en diversificación constante, así como de sus productos derivados, en condiciones libres de organismos genéticamente modificados.
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