España / ciberpasquinero
Los exploradores del siglo XIX que visitaban los bosques nublados de los Andes Ecuatorianos solían referirse a estos ambientes como "naturaleza" prístina.
Pero lo que estaban observando era en realidad una zona que había sido intensamente cultivada y deforestada por las poblaciones indígenas a lo largo de cientos de años.
Ahora un estudio de un equipo internacional con participación de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), publicado en la revista Nature Ecology & Evolution, arroja nueva luz sobre la capacidad de recuperación de ecosistemas altamente biodiversos después de sufrir una modificación humana prolongada.
Los bosques nublados de los Andes son uno de los entornos más biodiversos y amenazados de la Tierra.
"Si queremos conservar y restaurar estos bosques, es esencial conocer cómo funcionan y entender su historia, y pare eso nos tenemos que remontar a varios milenios atrás en el tiempo", explica Encarni Montoya, paleoecóloga del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera, del CSIC.
Montoya ha participado en esta investigación, liderada por Nicholas Loughling, de la Open University del Reino Unido, que ha contado con la colaboración de científicos de la Universidad de Ámsterdam y del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional de Ecuador.
"En este trabajo, reconstruimos los últimos 1.000 años de impacto humano sobre los bosques nublados del Valle de Quijos de Ecuador, una ruta comercial vital entre el Imperio Inca y los pueblos indígenas de la región amazónica.
El valle lo utilizaron también las expediciones españolas a partir de 1538 para adentrarse en el Amazonas en busca del oro, la plata y la canela.
A pesar de su importancia histórica, apenas existen trabajos de este tipo en la zona", añade Montoya.
Los investigadores extrajeron y averiguaron la edad de los sedimentos del fondo del lago Huila.
A través del análisis del polen fósil preservado en los sedimentos, pudieron reconstruir las características del paisaje existente así como las prácticas humanas que se desarrollaron en la zona durante los últimos 1.000 años.
Antes de la llegada de los colonizadores europeos, los pueblos indígenas cultivaban y gestionaban la tierra de forma intensiva.
Este uso provocó una deforestación mucho mayor que la derivada de la actividad ganadera que se empezó a realizar en la zona a partir de la segunda mitad del siglo XX.
Según los registros lacustres analizados por los autores del estudio, el uso intensivo de la tierra acabó de forma abrupta hacia 1588 a consecuencia del diezmo masivo de los pueblos indígenas como resultado de la invasión europea.
"El bosque nublado tardó unos 130 años en recuperarse y volver de nuevo a una forma y estructura equivalente a la de los bosques previos a la llegada del hombre al continente", dice Nicholas Loughlin, primer autor de este estudio que forma parte de su tesis de doctoral.
"Los exploradores que en el siglo XIX describieron una "naturaleza prístina" estaban, sin saberlo, observando en realidad un bosque secundario que estaba influenciado por siglos de actividad humana.
Fue el subsiguiente abandono de la zona como consecuencia de la invasión europea lo que propició una recuperación ecológica que se desconocía", explica Montoya, directora de la tesis de Loughlin.
La investigación ofrece también un punto de vista único sobre la cultura de las poblaciones indígenas de las Américas. "Nuestro estudio está centrado únicamente en el Valle de Quijos.
Una cuestión que todavía permanece es cómo de característica es esta región para la zona de los Andes. Para responder a esta incógnita, queremos ampliar el alcance de nuestras investigaciones a lo largo de los bosques nublados de los Andes Ecuatorianos orientales", explica Loughlin.
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